epitafio

AQUÍ YACE EDUARDO TORRES
QUIEN A LO LARGO DE SU VIDA
LLEGÓ, VIO Y FUE SIEMPRE VENCIDO
TANTO POR LOS ELEMENTOS
COMO POR LAS NAVES ENEMIGAS

Con este epitafio se abre Lo demás es silencio, la primera y única novela de Augusto Monterroso, publicada en 1978. A través de distintos tipos de textos, se construye la vida y obra del ficticio y parodiado Eduardo Torres, posible alter-ego del propio autor. Mordaz y deliciosa sátira del intelectual, consta de cuatro partes:
I - Apócrifos testimonios de amigos, colegas y esposa.
II - Textos selectos de E.T.
III - Aforismos, dichos, etc.
IV - Colaboraciones espontáneas.
Y un addendum titulado "Punto final", que termina así:
Pero sueño o no, Próspero y Hamlet de la mano en el epígrafe de estas páginas, epígrafe llamado sin duda a confundir, y no por mi cuenta, desde el primer momento a quien de buena fe quiera internarse en lo que a mí concierne, no haya temor: al fin y al cabo, más tarde o más temprano, todo irá a dar al bote de la basura. Si de esa basura alguien fabrica algún día unas cuantas nuevas hojas de papel, confío en que la próxima vez ese papel sea usado en algo menos ambiguo, menos falsamente magnánimo y menos fútil.

En la biblioteca donde me prestan los libros que con cierto orden alfabético voy leyendo hay también películas y discos. Lo demás es silencio.