Diego, Gerardo

EL CIPRÉS DE SILOS

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llego, a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.

Miller, Henry

"Vivo en Villa Borghese. No hay ni pizca de suciedad en ningún sitio, ni una silla fuera de su lugar. Aquí estamos todos solos y estamos muertos.
... Ni el menor indicio de cambio por ningún lado. El cáncer del tiempo nos está devorando... Debemos marcar el paso, en filas cerradas, hacia la prisión de la muerte. No hay escapatoria. El tiempo no va a cambiar.

Estamos ahora en el otoño de mi segundo año en París. Me enviaron aquí por una razón que todavía no he podido desentrañar. No tengo dinero, ni recursos, ni esperanzas. Soy el hombre más feliz del mundo.
...No es un libro en el sentido ordinario de la palabra. No, es un insulto prolongado, un escupitajo a la cara del Arte, una patada en el culo a Dios, al Hombre, al Destino, al Tiempo, al Amor, a la Belleza... a lo que os parezca."


Así comienza "Trópico de Cáncer" (1934), publicado en París y censurado en Estados Unidos, al igual que sus siguientes libros, hasta la década de los 60. El existencialismo vitalista y escéptico de Henry Miller (1891-1980) influyó posteriormente en las ideas de la llamada Beat Generation, pero durante muchos años la sociedad estadounidense puritana rechazó sus obras por ser obscenas, pornográficas y amorales. Y sin embargo, la prosa autobiográfica de Miller suele incluir reflexiones de tipo moral y filosófico, defensor de la libertad individual y literaria, nihilista en su orientación espiritual, inconformista y rebelde, combativo contra los prejuicios y tabúes de ese "puritanismo de aire acondicionado y hot-dog". En sus novelas recoge la herencia surrealista y bohemia de los años 20 y 30, la mezcla con crítica social, misticismo y su experiencia individual como artista y parásito al margen.

"Los seres humanos constituyen una fauna y flora extrañas. De lejos parecen insignificantes; de cerca parecen feos y maliciosos. Más que nada necesitan estar rodeados de suficiente espacio: de espacio más que de tiempo.
Se pone el sol. Siento que este río corre por mis entrañas: su pasado, su antiguo suelo, el clima cambiante. Los cerros lo circundan suavemente: su curso es inmutable."
(Final de Trópico de Cáncer.)

En la página creada por Valentine Miller en homenaje a su padre, dice su hermano Tony: The greatest gift that a man, a father, can pass on, is interest. To be astounded by what has already happened, and to look forward to a bright future. We are all dead here now.