Otero, Blas de


SEGURO

Cada vez más despacio.
Se va cayendo el mirabel, las uñas,
únicas que me quedan, se me caen de las manos,
menos una que queda colgando,
una
uña
agarrada a su dedo por un pelo,
así es la vida, cada vez más despacio nos movemos
en el terreno de la muerte,
tirando días al cesto de los meses, éstos
al de los años, y, sencillamente,
nos quedamos sin nada entre las manos,
muertos desde los pies a la cabeza,
para siempre según las estadísticas.