Auster, Paul


Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro.
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No puedes pronosticar lo que ocurrirá cuando llegue el día en que te metas en la cama por última vez, pero si no desapareces súbitamente como tu padre y tu madre, quieres morir inspirando amor. Si puedes.
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Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes sesenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas quedan?
Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. 
Has entrado en el invierno de tu vida.

Diario de invierno (2012)





Dice que su libro preferido es "El Quijote". Paul Auster (1947) adquirió fama internacional como escritor con la publicación de “La Trilogía De Nueva York”, título que engloba una tríada de novelas de intriga conformadas por “La Ciudad De Cristal” (1985), “Fantasma” (1986) y “La Habitación Cerrada” (1986). Es sin duda uno de los más grandes novelistas norteamericanos vivos. El azar, la contingencia humana, los sentimientos no cumplidos, suelen tener un papel importante en la trabajada estructura narrativa de sus novelas.

Me han gustado varias de sus obras, especialmente "Leviatán" (1992), "El libro de las ilusiones" (2002), "Brooklyn Follies" (2005), "Invisible" (2009)... (Algunas de ellas traducidas por Maribel de Juan, compañera de clase en la Complutense.)

En su última publicación, vuelve al relato autobiográfico poliédrico de los recuerdos de su niñez. 

La única prueba que posees de que tus recuerdos no son enteramente engañosos es el hecho de que a veces incurres en la misma forma de pensar. 
A tus sesenta y tantos años persisten vestigios, el animismo de la primera infancia aún no se ha desterrado por completo de tu intelecto, y todos los veranos, cuando te tumbas en la hierba, observas las nubes viajeras y ves cómo se transforman en caras, en pájaros y animales, en estados, países y reinos imaginarios. Las rejillas de los coches te siguen sugiriendo dientes, y el sacacorchos continúa siendo una bailarina de ballet. Pese a la evidencia exterior, sigues siendo quien eras, aunque ya no seas la misma persona.

Viaje al interior (2013)

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