Dinesen, Isak


Estaba en la cama pensando en los acontecimientos de los últimos tiempos e intentando entender lo que realmente había ocurrido. Me parecía que, de alguna manera, me había salido del curso normal de la existencia humana, metiéndome en un maelstrom donde nunca debía haber entrado. Por donde fuera que yo caminaba, el suelo fallaba bajo mis pies y las estrellas caían desde el cielo. Pensaba en el poema sobre Ragnarok, donde se describe esa caída de las estrellas y los versos sobre los enanos que gemían en sus cuevas de las montañas y morían de miedo. Todo esto, pensaba, no puede ser una coincidencia de circunstancias, lo que la gente llama una racha de mala suerte, sino que debe tener un fundamento. Si lo encontraba, me salvaría. Si buscaba donde debía, reflexioné, la coherencia de las cosas se me aclararía. Pensaba que debía levantarme y buscar una señal.
Mucha gente cree que no es razonable buscar una señal. Se debe a que para hacerlo hay que estar en un determinado estado de espíritu y mucha gente nunca lo logra. Si en esa disposición de ánimo pides una señal, no puede fallar la respuesta; se produce como consecuencia natural de una petición.


Había un lugar en las colinas, sobre la primera loma en el cazadero, que yo misma, cuando pensaba que iba a vivir y morir en Africa, se la había señalado a Denys como mi futuro enterramiento. Por la tarde, cuando estábamos sentados y contemplábamos las colinas desde mi casa, me dijo que a él le gustaría también que le enterraran allí. Desde entonces, cuando íbamos en automóvil por las colinas, Denys decía:

-Vamos a ir hasta nuestras tumbas.

Memorias de África (1937)





La danesa Karen Blixen, nacida Karen Christenze Dinesen, conocida por su pseudónimo literario Isak Dinesen (1885 - 1962), empezó a ser conocida en el mundo literario anglosajón con Seven Gothic Tales (1934). Fue Memorias de África el que sin duda la dio fama mundial, que se vería ampliada en el centenario de su nacimiento con la premiada pelicula dirigida por Sidney Pollack. La publicación en 1978 de las cartas desde África a su familia en Dinamarca revela una realidad diferente a la de la gran recreación literaria de la autora.

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